martes, 28 de enero de 2014

Soneto IV, del inédito Trastornado de luna




 Tan cerca del cielo no está la luna.
Si es de noche, la luna es todo el cielo.
¿Quién aguanta bautizarse a flagelos,
si al nacer, Dios es nuestra única cuna? 

¿Cómo no temerle a la hoguera, a una
llama del sol, un rayo, si es mi duelo,
estar quemado, tendido en el suelo,
y el duelo de Dios, mi adorar la luna?

Incendio que quiero, hoguera de amor,
fin de Dios, inquisición, mas sin fuego:
principio de vos, ahogo en calor.

La luna de noche es cielo, mas luego
no hoguera, de día, sí ahogo. ¡Por
favor!, esta luna, ¿es Dios o es mi fuego?