es
la identidad la mímica de un sueño que se imita
en
estar despierto para dormir mejor?: es
aunque
pregunte la respuesta de quien obsesionado
interroga
con aires de afirmar burlonamente.
todo
se despierta soñando
que
estar despierto es un sueño del que cuesta levantarse,
aunque
levantado sólo sea, ya,
el
sueño ausente: lo que sobra al no dormir.
es
tan breve la eternidad que hasta
sonreír (tan cierto)
es ir en
contra de la gravedad.
tanto
cuesta
que
el sol nazca en una taza de café,
que
lo nocturno del brebaje nos conceda la mañana?
será
el día un sigilo de la luna, la vigilia
de
ampararse en la mampara que se empaña?
hay
neblina en las partes del cuerpo
que
fastidian todo lo que llora.
una
mano entumecida –apretada por la almohada- es relegarse
a
tocar las cosas
con
el alma.
si
cuando ausente en la grafía tiemblas,
si
cuando tientas a la gracia tardas
en
ver que el precipicio avalancha se hace,
lo
umbilical al estacionarse
cordonea:
en
esta caída al abismo
también
existe
la doble fila.
y
el despertador? es un traficante de sueños.
náufrago
en todas las orillas,
despertarse
no es tierra firme.
se
puede estar vivo sin recuerdos:
la
resaca es un ojo incrustado en una semilla de arena.
toda
la costa es lejanía
de
lo que a los pies se encuentra.
se
escurre la fascinación que se provoca en no tolerar
al
párpado que se encortina,
famélico
es el ojo que deserta
y
se transforma en llanura.
será
posible que no quede nada? que no se repare
en
la sospecha que ocasiona esta manera
tan
distante de seguir durmiendo?
es
cierto:
al
final de cada estado del alma
-Facebook
absuelve los pecados-
los
bostezos de la sangre son balazos
que
han perdido la herida abierta de su escape
ahora
las
venas chorrean en diáspora.
regresando
se
hace la fuga.
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